Fiesta del Padre Claret, fiesta de nuestras parroquias

Las parroquias de la provincia de Santiago proponen año a año, cada 24 de octubre, una misma invitación, la de pasar por el corazón la figura de Claret. La fecha de la fiesta de fundador, gran misionero, profeta y apóstol, celebrada ayer, suele coincidir con el día en las que la Iglesia universal celebra el día del DOMUND. “Es fácil enlazar ambas efemérides para nosotros, pues nuestra misión es recrear la finalidad explícita y reiterada por Claret, que Dios sea conocido, amado, alabado y servido”, explica el misionero Alfredo García, desde la parroquia Corazón de María de Vigo. En su caso, además, no ha bastado solo con un día, “sino que la celebración ha tenido el recuerdo durante toda la semana pasada”. No ha sido el único que lo quiso prolongar la fiesta así. Julián Ojeda, párroco en Logroño, también organizó su propia ‘Semana Claretiana’. “En todas las actividades de catequesis, con los jóvenes y con los más pequeños, se fueron desplegando distintas actividades desde el lunes, acorde a la edad de cada grupo”, recuerda Ojeda. García, por su parte, comenta que pudo contar con una charla dedicada al modo de hacer parroquia según el estilo de Claret y a las orientaciones dadas en el recientemente clausurado Capítulo General. “Para ello fue un privilegio poder contar con la presencia del P. Adolfo Lamata, superior provincial, y el P. Miguel Tombilla, coordinador de Solidaridad y Misión”, rememora el religioso.

Este año, para hacer memoria del santo de Sallent, prácticamente todas las parroquias de nuestra provincia han podido servirse de la película ‘Claret’, estrenada en la gran pantalla hace aproximadamente un mes. Así, el misionero Carlos Latorre, desde la iglesia no parroquial pegada al museo de los mártires de Barbastro, comenta que no hace ni dos días que la pudo ver proyectada en la ciudad aragonesa. “Distribuimos carteles por distintos puntos de la ciudad, para informar a la gente de que existe otro tipo de cine, el religioso, y que merece mucho la pena”, explica. Además, ellos, organizaron, como también es habitual en casi todas las parroquias, un triduo al Padre Claret que empezó el jueves. La parroquia Corazón de María de Oviedo no faltó a la cita y convocó el suyo “al que acudieron bastantes personas”, comenta Miguel Ángel Niño, el párroco. “Para nosotros -continúa el misionero desde Asturias- la fiesta del padre Claret es importante porque marca el inicio del curso pastoral, y es por ello que el domingo hicimos el envío de catequistas y agentes a las diversas tareas parroquiales: catequesis, liturgia, Cáritas…”. En la parroquia San Antonio María Claret de Madrid también se hace así. Allí, el misionero José María Lillo preside la misa de las doce y media y realiza el gesto en la eucaristía. “Todos ellos saben que el Señor les llama y les envía a la misión de enseñar sus caminos, instruir en sus sendas y acompañar en su fidelidad”, añade. “La comunidad les agradece su entrega y trabajo y reza por ellos”. En algunas parroquias de la provincia también se invita al pastor de la diócesis para celebrar juntos la fiesta de Claret. Este año, Mons. César Franco, unido por una bella amistad a la comunidad de Segovia, celebró la eucaristía del domingo en la parroquia pegada al colegio de la ciudad castellana. “Es importante porque, si lo comparamos con el año pasado, esta vez hemos podido dar algunos pasitos más en la vuelta a la normalidad para celebrar la fiesta de Claret”, apostilla Diego González, superior de la comunidad en Segovia. “Aunque cumpliendo con las medidas de seguridad para frenar la expansión del virus”, matiza.

Comunicar lo que hemos visto y oído

Para Claret no era suficiente ni una parroquia, ni una diócesis, ni una nación, sino todo el mundo. En sus oídos de apóstol resonaban constantemente las palabras de Jesús: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a todas las gentes”. Como cada año, la Jornada Mundial de las Misiones y su feliz coincidencia con el día de nuestro fundador, se nos vuelve eje transversal de la vida y actividad claretiana. Es lo que viven nuestros misioneros esparcidos por el mundo, vivencia que ha ido unida a la del enamoramiento de Jesús y del Evangelio, y les ha hecho dejarlo todo para ir a vivir con los más pobres y persuadir al mundo en el amor de Dios. Este es nuestro vivir en claretiano, y es lo que se propone a todos en la fiesta de Claret en nuestras parroquias.