Francisco Carril: “Proclade crece, y las poblaciones a las que se ha ayudado se han visto ampliadas”

La Fundación Proclade, vinculada a los Misioneros Claretianos de esta Provincia, presentó la semana pasada su Memoria del año 2019. Un documento que les ha obligado a mirar atrás e ir recogiendo el trabajo hecho por la construcción de un mundo más justo y solidario. Así queda plasmado en cada uno de los 45 proyectos de cooperación, en todas las actividades de sensibilización y comercio justo, y en la implicación generosa de los 170 voluntarios y los más de 1500 colaboradores y padrinos.

Mirar atrás y repasar lo avanzado produce sentimientos encontrados. Por un lado, trae a la memoria los desafíos que nuestra fundación se ha visto obligada a enfrentar; pero por otro, urge a pensar que estos mismos retos de ayer siguen siendo enormes hoy, más si cabe en este 2020, el año de la pandemia del coronavirus. “Del 2019 al 2020 podemos decir que no se ha cancelado nada. Al contrario, Proclade crece, y las poblaciones a las que se ha ayudado se han visto ampliadas”, asegura Francisco Carril, director de la ONG.

Proclade cerró 2019 con el firme compromiso de contribuir a alcanzar la agenda 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible, enmarcándolos en su propósito de prestar ayudar a resolver problemas importantes. “Son nuestros ejes de acción y continuaremos en años sucesivos en esta misma línea”, remacha Carril. El foco de la Fundación se concreta en dos de ellos: el fin de la pobreza y lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las niñas y a las mujeres. Y a propósito de ellas, el proyecto puesto en marcha para fortalecer a las mujeres más vulnerables, en especial aquellas afrodescendientes, campesinas e indígenas de varios territorios rurales más castigados tras el conflicto armado en Colombia, se ha llevado la partida más amplia, dando como resultado el beneficio directo de más de 570 personas.

Los efectos de la pandemia del Covid-19 han obligado a reestructurar los proyectos de desarrollo ya cerrados desde el año 2019, “pues hemos tenido que priorizar la ayuda humanitaria”, apostilla el director de Proclade. “Muchos de los colectivos con los que ya trabajábamos, y con los que queremos seguir haciéndolo mediante proyectos que tengan continuidad en el tiempo, se ganan la vida gracias a prácticas económicas muy intermitentes. Por tanto, cuando el coronavirus irrumpió en su día a día, nosotros les procuramos el acceso a lo más básico de la manera más inmediata posible: necesitaban ya comida, jabón y agua. Y lo cierto es que lo siguen necesitando”, explica.

Por tanto, si tras el 2019 se buscaba abordar el nuevo año con la convicción de superarse y avanzar en los objetivos que planificaban una mayor presencia de ayuda, la crisis del virus no hizo sino afianzar el compromiso en la lucha por el desarrollo de los últimos. “Tengo que insistir: todos los proyectos siguen en marcha”, finaliza Carril.

Otro de los aspectos que subraya la memoria 2019 de la fundación es que se ha reequilibrado el balance de ingresos y gastos, “noticia, pienso, muy importante”, celebra Carril. “Y en lo que respecta a transparencia, renovamos el sello de ‘Transparencia y Buen Gobierno’, lo que supone un ejercicio de autoevaluación y mejora continua, ya que va más allá del cumplimiento de nuestros códigos o de la revisión periódica de las cuentas por auditorías externas”, que por supuesto Proclade también rinde satisfactoriamente.