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Mártires Claretianos de 1936, Mártires de amor y perdón
La memoria claretiana se llena todos los años de recuerdos en los meses de julio y agosto. Y este año lo hace de una manera especial. Hace 75 años más de doscientos setenta Misioneros Claretianos, Hijos del Corazón de María, murieron a causa de su fe en los primeros meses de la Guerra Civil Española. Cincuenta y uno (‘los Mártires de Barbastro’) han sido ya reconocidos ‘beatos’ por la Iglesia; más de ciento y treinta esperan ese reconocimiento (algunos con procesos muy avanzados, como el P. José María Ruiz o los Mártires de Fernán Caballero); de cerca de noventa la ausencia de testigos (o de testigos que quisieran hablar) impidió en su día la suficiente recolección de testimonios. Mártires de una Iglesia nueva El 25 de julio eran asesinados cuatro de los trece miembros de la comunidad claretiana de Madrid-Buen Suceso que serían ejecutados a lo largo de la contienda. El odio, el sin sentido y el resentimiento ponían fe a su dedicación generosa a la Iglesia en una serie de campos que la Iglesia ha querido cuidar con especial mimo después del Vaticano II: la colaboración en la formación de los seminaristas de Madrid; el aliento a la enseñanza cristiana; la dedicación incansable al anuncio del Evangelio en los medios de comunicación social; la formación de los seglares; el servicio a los pastores de la Iglesia, la atención al Santuario del Corazón de María del Barrio de Argüelles; el cultivo esmerado de la música religiosa… Tres comunidades continúan hoy su tarea y conservan su memoria en esas calles de Madrid a las que hace más de cien años llegaron los Misioneros: Buen Suceso, Ferraz, Marqués de Urquijo, Juan Álvarez Mendizábal… Sembrando perdón Ni una palabra de odio ni de resentimiento salió de aquellas doscientas setenta y tantas bocas; todo lo contrario: el amor y el perdón a quienes les conducían a la muerte y la ofrenda de la propia vida por el Evangelio, la Iglesia y el bien de los más necesitados (“los obreros”) coronaron su peregrinar. Nombres como los de Faustino Pérez, José María Ruiz Cano o Fernando Saperas quedarán unidos para siempre a las mejores páginas de la vida de la Iglesia. Setenta y cinco años después los Claretianos hacemos nuestras las palabras que hace veinticinco años pronunciaron los Obispos españoles haciendo memoria de aquella guerra: “Que el perdón y la magnanimidad sean el clima de los nuevos tiempos. Recojamos la herencia de quienes murieron por su fe perdonando a quienes los mataban y de cuantos ofrecieron su vida por un futuro de paz y de justicia para todos los españoles”. Que esa paz alcance a todos los pueblos de la tierra. Pensando hoy en España lo hacemos también en Noruega, en Somalia, en Sudán del Sur, en el Medio Oriente… En las páginas www.martiresdebarbastro.org y http://claretsdd.blogspot.com se ofrece mucha más información sobre estos mártires claretianos.