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Crónica postdatada de la ordenación de Denis Malov, cmf

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«En medio de vosotros, como el que sirve»

La víspera del evento llegó a San Petersburgo Martin Dragan, nuestro querido compañero de fatigas misioneras en Krasnoyarsk y Achinsk, que desde hace años ejerce de párroco en Bratsk, a unos 1000 kilómetros al este de Krasnoyarsk. Se encontraba en Polonia, e hizo coincidir su vuelta a la misión con la ordenación de Denis. De este modo nuestros hermanos claretianos de Siberia estuvieron presentes con nosotros en este día de alegría. También el 15 por la tarde llegaron desde Murmansk la madre Rita y los hermanos de Denís, Nikolai y Basilio, así como su tío Vitali, todos ellos activos parroquianos de Murmansk.

El día 16 al llegar a la iglesia pudimos comprobar con alegría que los primeros bancos estaban ocupados por un buen grupo de nuestros fieles de la parroquia de San Miguel, que recorrieron en tren los 1500 kilómetros que separa la ciudad de Pedro y Murmansk. Toda una lección de fidelidad, cariño y agradecimiento a la labor realizada por nuestros hermanos a lo largo de estos 23 años de presencia y expresión de sano orgullo y fraternidad con Denís, fruto maduro y primicia de esa comunidad cristiana. Una alegría que llegaba a los ojos bañados en lágrimas acompañó la solemne procesión de entrada de los 10 acólitos seminaristas y 24 sacerdotes concelebrantes con el Obispo auxiliar, Nikolai Dubinin y el Vicario episcopal del metropolita, Paolo Pezzi, mientras cantábamos “Pueblo de Reyes, Asamblea Santa, Pueblo sacerdotal…. Bendice a tu Señor”.

En las semanas previas, Denis junto con los seminaristas del Seminario interdiocesano María Reina de los Apóstoles, habían preparado con especial esmero todos los detalles de la celebración, que resultó muy digna, sin perder la emotividad propia de un evento como éste. Algún detalle significativo fue la imposición de la casulla por parte del P, Provincial. Adolfo Lamata, regalo de la comunidad parroquial de Murmansk y de la comunidad claretiana de san Petersburgo. La “ofrenda del pueblo santo de Dios” en forma de cáliz y patena que Denis ya sacerdote recibió, le fue entregada al Obispo por la madre del neopresbítero y uno de sus hermanos.

Al terminar la celebración, el Obispo cedió la palabra al P. Provincial, quien resaltó en vísperas del domingo Gaudete, la profunda alegría de toda nuestra Provincia al celebrar la culminación de la etapa de formación inicial de Denis, llamado a servir a la Iglesia en nuestra familia claretiana gracias a la presencia de la Congregación en el territorio del Norte Polar desde hace casi 25 años. Deseó a Denis que el testimonio de la alegría misionera en el servicio al Pueblo de Dios fuese siempre su cualidad más activa.  

A continuación, el propio Denis se dirigió a la asamblea litúrgica. No quiso pronunciar un discurso preparado, sino que dejó hablar al corazón para dar las gracias y felicitar todos y cada uno de los presentes, porque eran los verdaderos protagonistas junto el Espíritu Santo, pues Dios les había hecho un hermoso regalo: “aceptar lo que vosotros mismos habéis producido, alimentado y entregado en sus manos. Lo que Él, ha aceptado y santificado os lo ha devuelto para vuestro bien". El neopresbítero expresó su gratitud a Dios y a todos aquellos "que han participado en la creación de este regalo": "En primer lugar, a mi familia, en la que Dios me dio la vida. A la comunidad de Murmansk que ha nutrido mi fe todos estos años antes de entrar en la Congregación Claretiana”. También dio las gracias a los Misioneros Claretianos: presentes en la eucaristía y ausentes. Mencionó expresamente al Padre Juan Emilio Sarmiento, su primer párroco en Murmansk y a su formador en los años de España, José Ramón Sanz, que lo ayudó a superar momento difíciles y le apoyó siempre. Agradeció a la Iglesia rusa, a la que se vuelve a reincorporar, tras muchos años de ausencia y al presbiterio que hoy le recibían en su ministerio. Por último agradeció al Obispo Nicolás, por acogerle, estar cerca de él este tiempo de diaconado y tener una gran influencia en su vida. Por último agradeció que mirando a la asamblea litúrgica podía ver que conocía a todos por su nombre. “Esto es un gran regalo para mí. Os llevo en mi corazón y espero que vosotros también me llevéis en el vuestro. Por favor, rezad por mí, para que en mi ministerio sacerdotal pueda ser parte de vosotros. Porque soy parte de este pueblo. "Estoy entre vosotros como el que sirve". Estoy aquí para vosotros. Dios quiera que os sea útil".

Por último tomó la palabra Rita, la madre de Denis, quien dijo que Dios había bendecido a su familia al elegir entre sus miembros a un ministro para el servicio eclesial. También dio gracias a Dios por los misioneros claretianos que no tuvieron miedo a las duras condiciones del Círculo Polar Ártico y vinieron a servir al pueblo de Dios a Murmansk. "Creo y espero que en la persona de mi hijo la Iglesia haya encontrado un digno sucesor de la obra de San Antonio María Claret y los santos apóstoles, un pastor para quien el amor a Dios y al prójimo no sea un conjunto de palabras altisonantes, sino abnegación expresada en acciones cotidianas de servicio". También leyó una felicitación en nombre de la comunidad parroquial a Denís, que se sentía feliz de ver a uno de sus hijos puesto al servicio de los demás hermanos en la fe.

El Obispo Dubinin cerró los discursos de acción de gracias recordando que 9 meses atrás, en vísperas de la Anunciación del Señor, había ordenado diácono a Denis en su comunidad natal de Murmansk. Y ahora, en vísperas de la Navidad lo había ordenado presbítero en San Petersburgo para el servicio al pueblo de Dios y especialmente de la zona norte de la diócesis, de la que él es el encargado. El símil con el proceso de gestación y formación de una nueva vida era más que evidente. Por eso daba gracias a Dios por este nuevo ministro y le ponía bajo la protección de Aquella que formó a Jesús y lo dio a luz para todos.

Una sorpresa agradable fue escuchar, en interpretación del coro parroquial, una versión en ruso del Himno al Corazón de María, del Padre Luis Irruarízaga. Ni que decir tiene que los claretianos presentes lo acompañamos, aunque no a la rusa, sino con nuestros inolvidables versos “Salve Augusta, Judit invencible, Salve, salve, sin par Corazón”  Aunque la “invícta legión” éramos solo 6 claretianos, nos sentimos agraciados y felices de contar desde hoy con un nuevo hermano presbítero, hijo de su Inmaculado Corazón, para el anuncio de la Palabra, la celebración de los sacramentos y el servicio cordial y abnegado al pueblo de Dios que camina de un Polo al otro de la tierra.

Mariano José Sedano, cmf
San Peterburgo 28 de diciembre de 2023

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