El pasado 16 de noviembre 2024, José Cristo Rey García Paredes participó en la XIX Jornada Sant Jordi convocada por el “Grup Sant Jordi de promoció i defensa dels drets humans y otras organizaciones” que tuvo lugar en el Hotel Alimara de Barcelona. El misionero, frente a un auditorio que congregó a más de cien personas, pronunció una conferencia que llevaba por título “Alegría y Gratuidad: cómplices de la Providencia para un futuro sostenible”. Con sus palabras, el P. García Paredes exhortó a una profunda reflexión sobre la importancia de los valores que manan del Evangelio para la construcción de un futuro más humano y sostenible. En concreto, su ponencia pivotó sobre la alegría y la gratuidad, y cómo éstas, en complicidad con la Providencia divina, pueden ser los cimientos de un futuro esperanzador y sostenible.
La charla, estructurada en tres escenarios interconectados, comenzó explorando la alegría entendida como fuerza transformadora en nuestras vidas y comunidades. Así, se analizó la profundidad y la expansión de la alegría cristiana, su naturaleza paradójica, su carácter de don y tarea y, al mismo tiempo, su capacidad de crear comunidad y su horizonte apocalíptico.
El segundo escenario se centró en la gratuidad y la donación. Para ello, el conferenciante sometió a examen el concepto de la gracia de Dios y su manifestación en la resurrección de Jesús. En consecuencia, abordó el “fenómeno saturado” de Jean-Luc Marion, que describe experiencias y fenómenos que superan nuestra capacidad de comprensión porque son “don y gracia inesperada e inabarcable”. “El peor momento de un ateo -expresó García Paredes- es aquel en que debe dar gracias y no sabe a quién”. A renglón seguido, el experto profesor discutió la importancia del reconocimiento y la gratuidad en una cultura narcisista, con referencias a pensadores como Paul Ricoeur, Byung-Chul Han, Simone Weil y Ryan Holiday.
Finalmente, ya en el tercer escenario, la conferencia abordó la relación entre la providencia y la sostenibilidad, subrayando la importancia de ser “cómplices de la Providencia” para un futuro sostenible, entendiendo la creación como un proceso continuo en el que Dios nos invita a participar activamente. Para concluir, el misionero propuso una “eco-espiritualidad cristiana” basada en la conciencia, el cuidado, la oración y la acción para la preservación del planeta.
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