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Miguel Ángel Velasco, misionero claretiano, ha vivido la COP 25 Chile-Madrid desde dentro. He aquí parte de su experiencia.

Ya está a vuestra disposición la nueva Hoja de Solidaridad y Misión. En el número 39 de esta publicación Miguel Tombilla cmf nos habla desde el carisma misionero y la perspectiva del Adviento y la Navidad, sobre la nueva etapa que comenzamos en Solidaridad y Misión y en Fundación PROCLADE.

En esta hoja además nos acercamos a Valencia y a todos los proyectos de acción social que desde hace años se llevan a cabo en la Parroquia Nuestra Señora de la Fuensanta. Así nos lo cuenta Germán Padín cmf que nos cuenta la experiencia y trabajo que allí realizan.

En esta hoja se presentan también todos los proyectos misioneros que formarán parte en 2020 de la tradicional Chequera y que nos llevan el próximo año a Nigeria, Rusia, España, Cuba, Honduras, India y Venezuela.

Finalmente, la Hoja se cierra con los enriquecedores testimonios de dos de los voluntarios de Fundación PROCLADE, Juanjo López y Laura Fernández, que relatan en primera persona sus experiencias misioneras vividas en la R.D del Congo y en Colombia, respectivamente, y que constituyen auténticos ejemplos de compromiso y solidaridad.

Para este Adviento, desde Fundación PROCLADE, hemos querido continuar la senda iniciada el pasado año y haceros una propuesta diferente: una serie de reflexiones y textos para orar cada día del Adviento desde la perspectiva, ya no de todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sino en concreto desde el ODS número 12 que nos habla de “Producción y Consumo Responsables”.  “El Adviento es tiempo de espera y preparación, de vigilancia y camino, de esperanza y conversión, de alegría y novedad. En el horizonte, un Dios que se hace niño en esta tierra para llevar a los hombres a su plenitud, a ese lugar de promisión donde todos podremos saciarnos, donde manan para todos y, en abundancia, la leche y la miel. Con nuestra búsqueda personal y nuestra celebración comunitaria –y también con nuestra concienciación global y nuestros hábitos de consu­mo– queremos disponernos para recibir al Dios de Jesucris­to, que se hace pobre para enriquecernos con su humildad; que se despoja de su riqueza para abrir una senda de bien­aventuranza en medio de la oscuridad y la pobreza de todos nuestros pesebres”.