Un programa en el que se ha hablado de temas que van desde la cooperación internacional hasta la juventud o el papel de la mujer
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Detrás de las cámaras. El equipo de “Pueblo de Dios” en la Misión de Suiza
Miguel Tombilla | Suiza | Han sido seis días intensos de grabaciones con un equipo de 4 personas de RTVE: Alejandro, Antonio, Juan Carlos y Antonio. También ha habido una planificación exhaustiva. Muchas horas de grabación para poder hacer dos programas de 25 minutos. Muchas horas de trabajo (casi 12 al día) para recoger pinceladas de una realidad muy rica.
Hacía 7 años que se había grabado un programa compartido con otra Misión de nuestra posición de Zúrich para “Pueblo de Dios”. En estos años han cambiado varias cosas, varias personas, porque la vida sigue y va dibujando nuevas realidades.
Hemos pasado por todas posiciones de la Misión cantonal de Lengua Española de Zúrich (Winterthur, Zúrich y Kloten) y el equipo ha conseguido reflejar una parte de lo que se vive. También han compartido con la comunidad claretiana (Juan Carlos, Pedro y Jesús) destellos de lo que es su vida y misión.
Las lentes de las cámaras atrapan la luz, pero no pueden captar toda la profundidad de las historias que tejemos los seres humanos. El equipo se ha acercado (con mucho respeto porque son muy buenos profesionales) a lo sagrado que todos tenemos, a las perlas que todos portamos.
Nuestra Misión de Zúrich es un ecosistema muy rico, con un alto valor humano porque atiende a un colectivo especial: las personas migrantes. Existen migrantes de todo tipo, pero muchos de los que acuden a la misión son personas vulnerables que están en situación irregular. Ellos y ellas tienen un lugar privilegiado en la Misión porque también son ciudadanos esenciales en el Reino de Dios que no necesita “papeles” ni fronteras.
En uno de los países más ricos del mundo, con una renta per cápita muy elevada, hemos podido ver y reflejar injusticias y desigualdades. Hemos descubierto una Suiza invisible poblada por personas invisibles, personas que no aparecen en ninguna postal ni en ninguna web de viajes. Han sido testimonios duros, llenos de dificultades y dolor. Muchos nombres y rostros que abandonan su tierra y a los seres queridos en busca de una vida mejor o escapando de violencias de todo tipo. Una vida mejor, en la mayoría de los casos, no para ellos sino para los suyos. Historias de renuncia, de dolor y, no pocas veces, de engaños por la llamada de un “Dorado” que existe, sí, pero para una selecta minoría. También personas en busca de asilo, algunas que lo han conseguido y otras que siguen buscando y esperando.
Lo hermoso de la Misión es que une diferentes nacionalidades, distintas sensibilidades religiosas y culturales, distintas edades y épocas migratorias (desde los que migraron hace más de 50 años hasta los que acaban de “aterrizar”) Lo muy bueno de la Misión es que entienden la pastoral como una apuesta por la acogida y el acompañamiento, tal y como Jesús de Nazaret entendía el Reino y su relación con el Padre.
En Zúrich también hemos descubierto una Misión compartida hecha carne y sueño. Hay muchos laicos en sintonía carismática que hacen posibles la multitud de tareas que conforman toda la vida pastoral. Esto lo hemos podido percibir globalmente en la celebración del “Día de la Misión” en Uster. Las distintas sedes y los distintos grupos compartiendo la eucaristía y la fiesta en comunión real que sigue creando vida.
Tejer Evangelio nunca ha sido algo sencillo, hay que estar muy en sintonía con el Dios de la Vida y dejarse sorprender por Él y su Espíritu. Hacer comunidad es una de esas manifestaciones del Reino, de las teofanías más comprensibles actualmente. Y esto también se hace de distintos modos. Un de ellos es internet con una comunidad virtual en la que todos somos migrantes y por la que vale la pena darse un paseo: https://cuentaconmigo.ch/
Detrás de las cámaras, en pocos días, hemos visto mucha vida. Hemos disfrutado y sentido y padecido lo que significa ser invisible en el corazón de Europa. Se ha dado visibilidad a grandes y pequeños milagros.
Gracias al equipo de RTVE y gracias a toda la Misión de Lengua Española de Zúrich, especialmente a los misioneros claretianos que la animan y recrean.