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Jorge Domínguez, cmf: "La Unidad Pastoral 'Corazón de María' nos ayudará a recorrer más unidos el camino de nuestra fe"

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Los claretianos renuevan su compromiso con la Iglesia que peregrina en el barrio de Tetuán-Ventilla, y su presencia en la parroquia Nuestra Señora del Espino se amplía a la vecina y hermana parroquia de Nuestra Señora de Madrid, ahora que desde el pasado 1 de septiembre ambas comunidades cristianas se han articulado en la unidad pastoral ‘Corazón de María’, cuya atención pastoral ha sido confiada a los Misioneros Claretianos. El P. Jorge Domínguez, al frente de este proyecto, explica los retos y desafíos que traerá esta iniciativa y la realidad que se palpa en el presente.

¿Qué es una Unidad Pastoral?

Una Unidad Pastoral es la colaboración de varias parroquias, en este caso, en esta zona de Tetuán-Ventilla, va a ser la unidad de dos parroquias, Nuestra Señora del Espino y Nuestra Señora de Madrid. Queremos unir energías, colaborar actividades, vivir juntos la fe. En definitiva, hacer comunidad religiosa, en línea con la sinodalidad que estamos trabajando. Caminar juntos en este barrio de Madrid. En este sentido, la Unidad Pastoral nos ayudará, seguro, a integrar fuerzas y a recorrer más unidos el camino de nuestra fe.

¿Cuándo ha comenzado este reto pastoral?

Hemos comenzado justo el 1 de septiembre, aunque previamente, desde hace algunos años, ya habíamos tenido conversaciones en torno a este proyecto. Con todo, podéis imaginar que es ahora cuando estamos dando los primeros pasos y viendo las posibilidades que tenemos unos y otros para comenzar juntos esta andadura. Estamos viendo el consejo pastoral, de Cáritas, de las actividades, de catequesis…

¿Cómo organizaréis la pastoral de ambas parroquias?

La respuesta está en los laicos. En cuanto a atención pastoral se refiere ellos son los más importantes. Es verdad que se cuenta con diferentes presencias como el párroco o el equipo sacerdotal de los misioneros claretianos, pero los laicos han de ser quienes tienen que organizar. Ellos integrarán todas las actividades que se irán realizando y unificarán los criterios y las fuerzas que vayan haciendo falta en cada caso. En este sentido, en este barrio ya tenemos un ejemplo y es la Unidad Pastoral ‘Padre Rubio’ de los padres jesuitas, que están aquí al lado. Ellos llevan la parroquia de San Francisco Javier y de San Ignacio, recorriendo estos últimos tres años un camino similar al que nosotros ahora estamos comenzando. Para nosotros también son una referencia.

Pero hay que comprender que para este tipo de actividades desarrolladas por la Iglesia debemos tener presentes que la estrategia no es otra que la cercanía. La pastoral de la cercanía, de la proximidad. Ahora el papa Francisco lo ha vuelto a recordar a los claretianos presentes en el XXVI Capítulo General de Roma. Apostolado de proximidad, decía el Santo Padre. Y yo creo que en eso hemos de estar: acompañar y estar con la gente, con cada persona. Y a partir de ahí, ya se irán organizando los quehaceres y los muchos retos.

Además, aquí al lado están construyendo un gran edificio que se prevé que quede listo en dos años. Y eso significa más feligreses, y aumentará nuestro reto, seguir acompañando a las personas, a la gente joven, a las jóvenes familias que se plantean temas relativos a su vida, a Dios y a otras preguntas fundamentales.

Y hasta el momento, ¿Cómo está siendo la respuesta de los laicos?

Cuando ha surgido la Unidad Pastoral se miraba la propuesta con cierto recelo, con un poco de temor, pues no sabían qué iba a pasar, quién iba a venir, o si directamente una de las dos parroquias se iba a suprimir. Pero en este momento los laicos se dan cuenta que todo sigue funcionando, y han encontrado ya cierto alivio a sus preguntas. Es cierto que nos falta organizar las actividades, pero ellos se han dado cuenta de que las misas se siguen celebrando, que seguimos atendiendo, que en definitiva, seguimos acompañando, y que estamos en diálogos con ellos y compartiendo la situación que estaos viviendo.

Y además hay que tener en cuenta que la gente aquí es muy acogedora y nos hacen fácil esta pastoral de proximidad de la que hablábamos antes. Es fácil animarlos al compromiso, a vivir la fe, que no es solo ir a misa, sino dar cuenta de ella con las obras.

¿Cuáles son los desafíos que espera encontrar?

Creo que ya esperan todos los desafíos posibles. La pandemia nos ha enseñado muchos desafíos, y la necesidad de estar con la gente en medio de ellos. Como se suele decir, en la salud y en la enfermedad, en lo malo y en lo bueno. Ahí tenemos que estar.

Pero cualquiera que pasee por este barrio puede llevarse a cierto ‘engaño’. Vería las Torres Inclinadas, y unos metros más hacia el norte, las Cuatro Torres, que ya son cinco, porque han terminado la nueva. Fíjate que por aquí nos llaman los ‘párrocos de las torres’, estamos entre torres, en el corazón financiero de la ciudad. Pero no olvidemos que este es el barrio Ventilla-Tetuán que tiene una historia que viene de mucho más atrás. Hace quince años estas mismas calles, la Avenida de Asturias, por ejemplo, mostraba un paisaje repleto de chabolas y precariedad. Y siguen viviendo en la zona muchos de aquel entonces, aunque sean más mayores. Quiero decir que aquí se palpa el reto de la pastoral social. Pero también de la pastoral catequética, de la litúrgica… En realidad, tenemos el reto de la pastoral, de la evangelización, de acompañar a la gente, de la Misión.

Además, a pocos metros de aquí los claretianos tenemos nuestra oenegé, PROCLADE, que ha iniciado para este barrio un proyecto precioso, ‘Espacios de cuidados’. La respuesta está siendo impresionante. Y es que se trata de eso, de escuchar y acompañar a quienes los necesiten y de crear grupos de atención y de escucha. Y se ve cómo acude gente de cerca, pero también de otros lugares. Esta iniciativa nos ha hecho darnos cuenta de que tenemos que tejer redes de ayuda. Me refiero a apoyarnos en Cáritas, en los colegios de la zona, en los diversos grupos y oenegés. Hay muchas actividades y son buenas todas. Tenemos que tejer redes.

Y alzando la mirado y procurando ver un poco más allá, es fácil caer en la cuenta de que a año y medio del inicio de la pandemia la sociedad en su conjunto necesita esperanza. Le urge saber que de esta situación de incertidumbre, entre todos, podemos salir. Sabemos que es difícil, pero entre todos debemos animarnos, contribuir con nuestro granito de arena y decirnos ‘venga, que vamos adelante, vamos adelante’.

 

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