Con un proyecto que busca restaurar parte de los bosques autóctonos de la zona de Cazale, en Haití
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La Llamada
Suena el teléfono, suena el timbre, suena el corazón…
La vida está llena de llamadas, de fuera y de dentro. Unas nos centran, otras nos descentran. El mundo nos reclama de mil maneras, para lo superfluo o para lo fundamental. Nuestro corazón también nos solicita y nos urge a responder cada día ante todo lo que recibe.
Y entre todas las llamadas, “la Llamada”. La más esencial, la más auténtica. La más inmediata y la de más largo recorrido. Es la Llamada que Dios nos hace. Una llamada a vivir desarrollando la vida recibida como semilla. Una llamada a amar, viviendo desde lo mejor de nosotros mismos. Y una llamada a una misión personal e intransferible, por la que cada uno tiene un camino que desarrollar y desde el que ofrecer la vida a otros.
Y así aparecen las dos grandes rutas de la vida cristiana: la vida seglar, llamada a vivir la fe encarnándola en la vida familiar y social; y la vida de especial consagración, llamada a vivir siguiendo más de cerca al Maestro y sirviendo a la Iglesia y al mundo en alguno de los aspectos de la misión que nos encomendó, a corazón entero.
Todos estamos llamados a responder. Algunos –los claretianos y los agentes de pastoral- estamos invitados a ser portavoces de esa Llamada. Porque, entre tantas llamadas, se puede perder. O, si se escucha, no siempre se sabe distinguir. Y siempre es necesario hablar y contrastar con alguien, para saber cómo llegar a responder.
Estos son los tres momentos de la pastoral vocacional: la “siembra vocacional” consiste en hacer resonar esa llamada, en general. La “propuesta vocacional” será hacernos eco de esa llamada, en concreto, para una persona. Y el “acompañamiento vocacional” consistirá en entrar en un diálogo personal con quien quiera buscar la voluntad de Dios sobre su vida, en autenticidad.
En este tiempo de Pascua, en las vísperas de la “Jornada mundial de Oración por las Vocaciones”, nos alegramos de todos los jóvenes que van respondiendo a la llamada de Dios, pedimos especialmente por aquellos que van haciendo camino con nosotros y rogamos al dueño de la mies para que siga enviando trabajadores para su mies. Que así sea.