Con un proyecto que busca restaurar parte de los bosques autóctonos de la zona de Cazale, en Haití
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La Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de Madrid acogía ayer la celebración de la Vigilia ‘Enlázate por la Justicia’. Más de 300 personas participaron en este acto de oración que, como ya anunciamos anteriormente, convocaron las organizaciones católicas de cooperación –Cáritas, Justicia y Paz, Manos Unidas y Redes- y las congregaciones religiosas (CONFER), algo que está siendo repetido en más de 20 ciudades españolas.
El objetivo central de este acto fue mostrar a la sociedad y a la comunidad cristiana la realidad de lo que ocurre en el mundo, y pedir a los poderes públicos que apuesten por la transformación de esta situación a nivel mundial y por el cambio de un modelo económico injusto que actualmente crea desigualdades, vulneración de derechos y situaciones de pobreza y exclusión en muchos países.
Lo hicimos a través de la Palabra de Dios, con la lectura de varios pasajes del Evangelio y un fragmento de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco. Ayudaron mucho los testimonios de personas que han sufrido en su piel esas situaciones: niños que se enfrentan desde hace años a las guerras que sacuden Sudán, el joven que ha conocido la exclusión y la pobreza extremas en uno de los barrios más deprimidos de Dakar (Senegal), o la mujer que deja en el Congo a su familia y a todo lo querido, buscando un futuro mejor en nuestro país.
Un abuelo español, voluntario de las organizaciones convocantes, y que también ha vivido situaciones personales de sufrimiento, pidió que se siga luchando para que la familia humana pueda tener acceso a ese BIEN con mayúsculas, que es el derecho a una sanidad gratuita, pública y de calidad, como la que ha salvado la vida de la persona que más quiere en el mundo.
No fue el único momento emotivo, hubo varios durante la Vigilia, como el gesto de fraternidad en el que los niños españoles que habían leído los testimonios de los pequeños de Sudán, se fundieron en un abrazo con las religiosas y los voluntarios que trabajan por los más vulnerables. Este abrazo se extendió a todas las personas asistentes, todos unidos y enlazados, como una sola familia humana.
Antes del acto de oración, se leyó un manifiesto a las puertas de la iglesia en el que las organizaciones pidieron a los poderes públicos que no abandonen a su suerte a las personas y comunidades que más sufren en el mundo, que cumplan los compromisos adquiridos en cooperación internacional y que lideren la aplicación de políticas en defensa de los derechos humanos y la solidaridad. Un coro africano fue el encargado de poner un toque de alegría a la Vigilia. Como reza el manifiesto, “no somos tan diferentes ni estamos tan lejos unos de otros, nuestros rostros reflejan la diversidad del mundo y la misma ilusión por vivir, idéntica esperanza en el futuro y una sólida firmeza para luchar por nuestra dignidad y la de nuestras familias”.
Aquí puedes acceder al Manifiesto
(Tomado del blog de Cáritas sobre los ODM: antes2015actua.com)