El encuentro, celebrado en Zaragoza, pidió que el P. Juan Lozano continuara con su labor como sacerdote claretiano asesor
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Lo que vivimos en Valencia
28 de diciembre-1 de enero. Unos 30.000 jóvenes se reúnen en el “Encuentro europeo”, una cita anual que la Comunidad de Taizé organiza en una ciudad europea. En esta ocasión le tocó a Valencia.
Muchas parroquias acogieron a los jóvenes, tanto en familias como en locales comunes. Las mañanas contenían una oración y un encuentro de grupos en esas parroquias. Y a partir de mediodía se abría un programa común que incluía las comidas, momentos de oración y talleres por la ciudad.
Los claretianos tuvimos parte en la acogida y algunos jóvenes de Santiago y de Bética participaron en el Encuentro. Los de nuestra Provincia, junto con Eguione CMF, fueron acogidos en los locales de la parroquia de Fuensanta. Dos de estos jóvenes nos cuentan algo de lo que vivieron en esos días.
“Decidimos aventurarnos a pasar unas navidades diferentes, aprovechando una oportunidad que pocas veces se da: un encuentro de Taizé en España.
Desde el momento que nos montamos en el autobús hacia Valencia, podía notarse en el ambiente la ilusión de tantos jóvenes como nosotros. Acoger a tantos miles de jóvenes es una tarea difícil; incluso los momentos más caóticos se vuelven en momentos llenos de risa. Un diez a la organización por todo su trabajo y esfuerzo en acogernos.
Las oraciones eran nuestro momento de tranquilidad, de parar a reflexionar todo lo que Dios es para uno mismo. Impresionantes las carpas y la catedral llenas de gente, en silencio o cantando.
La oportunidad de reencontrarte con gente y de ver distintas realidades movidas desde la fe, una de las cosas más bonitas que puedo llevarme. La alegría se notaba en el ambiente independientemente del idioma.
La convivencia en nuestra parroquia de acogida no ha podido ser mejor, no importa tener una cama, un sofá o un suelo para dormir, lo importante era poder compartir con tus compañeros todo lo que viviste durante el día. Un millón de gracias a Germán Padín CMF por su esfuerzo.
Llegas a casa con esa energía que había en Valencia y tratas de pensar todo lo que han sido esos días. Son demasiadas cosas que incluso no encuentras palabra para describirlo, pero lo único que sÍ sabes describir es el agradecimiento a Dios por haber podido vivir y aprovechar esta experiencia que nos brinda. Taizé, peregrinación de confianza” (Covadonga, Gijón).
“A veces nos complicamos demasiado buscando la felicidad, cuando en realidad reside en la sencillez. En la sencillez de decir: ‘Soy igual que tú aunque seamos diferentes’ y poder demostrarlo en el día a día.
Dios nos llama a todos a esta felicidad, a ese amor, que a veces nos esforzamos más en rechazarlo que en aceptarlo. Por eso, fe y amor tienen que ir de la mano. Espero no olvidar lo vivido y la aprendido en Valencia” (Juanjo, Segovia).