Erase una vez un banco. Había sido realizado a mano. Su autor era un hermano de Taizé, ese lugar del mundo donde vive un grupo de hombres de distintas confesiones cristianas: católicos, luteranos, calvinistas… Desde que allá por el año 1949, Roger Schutz –el hermano Roger-, junto con otros 6 compañeros, se comprometieron a una vida en celibato y pobreza. Y ese banco, como muchas otras cosas que trabajan, es su manera de ganarse la vida.