El misionero hizo coincidir la celebración con la memoria litúrgica de los Mártires Claretianos de Barbastro
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H. JUSTINO RODAO OLMOS, CMF
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* Nació en Armuña (Segovia) el 14 de mayo de 1919.
* Hizo su primera profesión religiosa en Salvatierra el 8 de septiembre de 1938.
* Profesó perpetuamente en Sto. Domingo de la Calzada el 8 de diciembre de 1944.
* Falleció en Colmenar Viejo (Madrid) el 21 de enero de 2012.
El 21 de enero de 2012, memoria de Santa Inés, recién estrenado el día, fallecía en la Comunidad Asistencial de Colmenar Viejo el H. Justino a los 92 años de edad y 73 de profesión religiosa.
Nacido en la localidad segoviana de Armuña en el seno de una amplia familia, fue bautizado (1919) y confirmado (1921) en la Parroquia de San Bartolomé de su pueblo natal. Meses antes de que estallara la Guerra Civil Española, en abril de 1936, Justino comenzó la experiencia de Postulantado con los Misioneros Hijos del Corazón de María en Salvatierra (Álava). Poco más de un año después, con informes muy favorables del P. Toribio Pérez Oca, que también sería su maestro de novicios, empezó el noviciado. España se encontraba ya en guerra y Justino hubo de interrumpir durante unos meses ‘el año de probación’ para cumplir en Pamplona con sus obligaciones militares. Constatado por sus formadores su buen comportamiento durante ese tiempo fue admitido a la profesión religiosa, emitiendo sus primeros votos el 8 de septiembre de 1938 en la misma localidad de Salvatierra. La Guerra aún no había terminado.
Dedicado casi siempre a lo que los documentos denominan ‘servicios comunitarios’, Justino es enviado a Valmaseda (Vizcaya), donde hay un grupo grande de postulantes. De 1942 a 1945 está en Santo Domingo de la Calzada, con destinos sucesivos en los Colegios Mayor y Menor. En marzo de 1945 es enviado a Zamora, y en los primeros meses de 1947 pasa a Aranda de Duero, donde forma parte de la comunidad y participa en las celebraciones de los primeros cincuenta años de nuestra presencia en la localidad.
El 27 de marzo de 1948, formando parte de una expedición de sacerdotes y hermanos que van a reforzar las Misiones de China, parte de Barajas en un viaje de trece días que le llevará a la Misión de Tunki, en la que estará tres largos años. Los mismos Annales que dan cuenta de su llegada narrarán su salida el 23 de noviembre de 1951. Relatos de testigos directos como el P. Agustín Rebollar darán fe de algunas de las dificultades en las que se desenvolvió su servicio misionero, incluido un juicio extremadamente violento ante cientos de personas en el que el H. Justino Rodao logró salir libre de cargos por el testimonio de algunos valientes vecinos.
La misión que un día le había llevado a China le tuvo en Filipinas de 1951 a 1954. En julio regresó a España y fue destinado a Segovia, aunque siguió perteneciendo a la Provincia Claretiana de Filipinas (antes había estado adscrito a China). Ocho años después, en 1962, adscrito ya a Castilla, fue enviado a Baltar, en Galicia, siempre asumiendo ‘servicios comunitarios’; en 1964 pasó a Medina de Rioseco. Entre esta localidad vallisoletana y Segovia se desenvuelven los siguientes cuarenta y dos años de su vida claretiana. Está en Medina de 1964 a 1968 y de 1973 a 2006, y en Segovia de 1968 a 1973. En julio de 2006, en atención a su salud, fue destinado a la Comunidad Asistencial de Colmenar Viejo, en la que residió hasta el momento de su muerte.
Sus hermanos de comunidad y quienes con frecuencia les visitan echarán de menos al H. Justino. Todavía poco antes de morir asistió silencioso a una conversación de más de una hora cuidando desde su silla de ruedas de que la chaqueta de un hermano permaneciera bien puesta sobre sus hombros. No dijo palabra, pero en ningún momento dejó de atender a quien estaba junto a él. Descanse en paz este buen Misionero, Hijo del Corazón de María. Que el Señor perdone las faltas que en su larga vida pudo cometer y le conceda pronto el don de la vida eterna.