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Emeterio Chaparro: “Paradójicamente, en la enseñanza online priman las relaciones humanas”

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Emeterio Chaparro es misionero claretiano, doctor en Filología Hebrea y profesor en el Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR) de Madrid. Desde ahí, coordina el título de experto en Teología de Vida Religiosa en modalidad online. Precisamente de este tipo de enseñanza nos hablará en esta entrevista.

 

1.- ¿Por qué el trabajo online?

Las nuevas tecnologías se imponen por doquier. Podemos estar de acuerdo o no con las nuevas metodologías y tecnologías, pero, evidentemente, es lo que se está imponiendo en nuestro mundo, y tenemos que aprovecharlo. Es más, tienen muchas ventajas. Entre otras, que puedes llegar a mucha más gente que en la enseñanza presencial, y además, ofrece acceso a un montón de material que está en la red. Es evidente, hay que hacer uso de las nuevas tecnologías.

2.- ¿Cuáles son sus características?

Podríamos decir que son las mismas que en el trabajo presencial. Es decir, tenemos un cuerpo de profesores, tenemos unas aulas, tenemos un campus, tenemos evidentemente alumnos, biblioteca, secretaría, etc. Pero todo, online. ¿Ventajas? Que uno puede seguir las clases y acceder a los materiales cuando mejor se adapte a las circunstancias de cada cual.

3.- ¿Qué debe tener un campus para un trabajo online?

Como comentaba en la pregunta anterior, un campus virtual debe tener los mismos recursos que un campus presencial. Estoy pensando en las aulas, en el espacio de secretaría, el espacio del director, del delegado de alumnos, etc. Son los mismos recursos que el campus presencial.

Para mí, todo ha de conjugarse en base a una misma clave, ha de ser muy intuitivo. Es decir, una persona que entre por primera vez al campus se tiene que dar cuenta de lo que hay al el primer golpe de vista; al mismo tiempo, tiene que ser muy funcional.

4.- ¿Cuál es la clave para que funcione?

Desde la experiencia que yo tengo, la clave está en ser muy cuidadosos -paradójicamente- con las relaciones humanas. Aunque parezca mentira, el trabajo por internet requiere un especial cuidado en este punto. Ha de haber una atención especial del alumno con respecto al profesor y viceversa, sin dar cosas por sabidas. Yo siempre recomiendo estar muy pendiente del detalle y cuidar las relaciones humanas. Para mí, es un punto fundamental. No hay que perder de vista que, al ser virtual, conlleva el doble de esfuerzo, es decir, por su naturaleza es obligatorio dedicar más tiempo que en la labor presencial.

5.- ¿Qué se le debe pedir al profesor de la enseñanza online?

Si, pongamos por caso, procede de la enseñanza presencial yo le recomendaría olvidarse de dar clases magisteriales. Me refiero a este tipo de profesor que entra al aula, sube al estrado y comienza a hablar. No. El profesor, en el aula virtual, es un acompañante, un pedagogo. Pero, además, aprovechando esta pregunta, yo quisiera decir que ya es hora de olvidar aquellos esquemas que traemos de pedagogías presenciales. Por ejemplo, el hacer tanto hincapié en la memoria. Tengamos en cuenta que en internet se pueden encontrar conocimientos de todo tipo, así que hay que fomentar otro tipo de actitudes en el alumno. El profesor, volviendo a tu pregunta, debe saber conducir al alumno, y tiene que esforzarse en crear motivaciones para que al alumno le guste la materia y su estudio. En definitiva, ser un buen pedagogo.

Un recurso con el que también cuenta nuestro campus virtual y que normalmente no se encuentra en los presenciales es la figura del tutor, que hace de puente entre alumno y profesor. Tanto uno como otro pueden recurrir a él con el fin de agilizar la comunicación en este tipo de relaciones docentes.

6.- ¿Y qué se le debe pedir al alumno?

Generalmente, cuando un alumno se matricula en un curso online ya sabe a lo que va. Más que el profesorado, incluso. Pero si el alumno proviniera de la enseñanza presencial, no debería creerse aquello de que la enseñanza online es más asequible. Porque no es así. La única ventaja patente es que te puedes organizar el tiempo a manera. Pero trabajo conlleva, si se me permite, el doble. Y es que las cosas cuestan más… Pensemos por ejemplo en las intervenciones en los foros, la participación en una videoconferencia, la elaboración de las tareas, etc.  Es un trabajo mucho más arduo, pues a fin de cuentas te tienes que relacionar con una máquina, no con compañeros.

7.- ¿Cómo es vuestra experiencia en este tipo de enseñanza?

Tenemos una experiencia de diez años. Era entonces Bonifacio Fernández el director del ITVR y con él empezamos a plantear algunos cursos que se podían ofrecer online, por ejemplo, el de experto en teología de Vida Religiosa.

Y en este tiempo ¿qué experiencia tenemos? ¿Podemos decir que empezamos muy discretamente y a medida que ha ido pasando el tiempo esto se ha hecho cada vez más grande? En nuestro caso, no ha sido así. Yo creo que hay que contar con el factor de la fluctuación y pensar a largo plazo. Tal y como se entiende hoy la enseñanza online, gran parte de nuestros esfuerzos consistirán en ir sembrando, ir transmitiendo confianza poco a poco. Aún tenemos camino por recorrer.

 

 

 

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