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Finaliza el curso 2020-2021 en nuestros centros educativos: “El enorme talento de nuestros siete colegios ha estado al servicio de todos”
Gracias al trabajo en red de nuestros siete colegios, a la comunicación entre centros escolares y familias y al esfuerzo y la vocación educativa de todos los docentes, lo que hubiera sido un salto al vacío terminó siendo un salto hacia adelante. Ha terminado el curso más extraño e inusual al que muchos nunca se enfrentaron, y aunque bien es cierto que “predomina el cansancio, también se conjuga junto a la satisfacción de un trabajo bien hecho”. Es cierto que han aflorado otras carencias, pero “los corazones, como proponíamos con el lema de este año, han estado arriba, y continuaremos trabajando por ellos”, aseguran Basilio Álvarez, cmf y Carlos Medina, desde el Equipo de Titularidad de nuestros siete centros escolares.
Vosotros que seguís de cerca el trabajo de los profesores de nuestros colegios, ¿habéis visto que el desempeño de la labor docente ha variado con la irrupción del virus?
Carlos Medina.- No cabe duda que desde mitad del curso pasado en el que comenzó la pandemia y sobre todo este curso 2020-2021 la labor de los docentes ha cambiado mucho. Dicen que la necesidad agudiza el ingenio y ha habido que utilizar y exprimir todas las herramientas que hemos tenido a nuestra disposición. La verdad es que gracias a Dios disponíamos de una buena plataforma que nos daba posibilidades de conectar a toda la comunidad educativa entre ellos. Estaba muy vinculado con otra aplicación, Office 365, que también nos ha posibilitado hacer videoconferencias, tutorías o sesiones de orientación, y de acercar a las personas en la medida en que se ha podido.
Basilio Álvarez.- Además, otra de las cuestiones importantes fue atender a todos en todas las circunstancias y para eso desde un primer momento nuestros centros pusieron todos sus equipos a disposición de los alumnos, e incluso de los profesores, que también se encontraron en casa teniendo que conciliar. Nos armamos de imaginación y en algunos casos tuvimos que tirar de teléfono para estar en contacto con la gente. También quisiera agradecer a Cáritas y Cruz Roja porque en aquellos casos en los que las posibilidades económicas no lo permitían, también facilitaron la conectividad en los momentos más duros de la pandemia.
Dice el estudio de FERSE (Fundamentos del Estudio y de la Responsabilidad Social Educativa de la Universidad Rey Juan Carlos) que las relaciones de compañerismo y solidaridad entre los distintos miembros de la comunidad educativa se han visto fortalecidas entre sí. Pienso en la sensación de bienestar de los padres hacia los colegios, de los tutores y profesores hacia los alumnos y de los alumnos con sus mismos compañeros
Carlos Medina.- Sí, es cierto que las relaciones entre todos los miembros de la comunidad educativa, lejos de hacerse más distantes, se han acercado en cierta manera. Relaciones de familias con familias, alumnos con otros alumnos… Pensemos en los grupos de convivencia estable, estos llamados grupos burbuja que surgieron el curso pasado y durante todo este curso, y que se han llevado a cabo para controlar el virus. Dentro de estos grupos, los chicos han convivido más que nunca.
Basilio Álvarez.- Esta circunstancia de solidaridad a la que referías también nos ha permitido demostrar que somos una red. El talento ha fluido mucho en toda la organización. No solo porque mantuvimos todas las reuniones formales que estructuralmente solemos tener, también porque la comunicación, incluso la informal entre nuestros equipos directivos de distintos centros permitió compartir experiencias, iniciativas, conocimientos, y que todo el talento de la organización estuviera al servicio de todos.
Por ejemplo, esa otra iniciativa de los directores de los centros de dirigir prácticamente todas las semanas un mensaje a los padres, a las familias, para contarles cómo íbamos en medio de las dificultades ayudaba mucho
¿Cuál es la otra cara de la moneda? ¿Hay consecuencias negativas?
Carlos Medina.- No cabe duda de que no ha sido un camino de rosas; la educación se ha visto muy afectada y no podemos centrarnos solo en lo positivo. Ha habido un problema objetivo en todo el país de desconexión digital, y muchos alumnos no tenían medios ni posibilidad de disponer de un equipo en el que conectarse y tener tutorías, sesiones de clases o de orientación. Nuestros colegios claretianos de Santiago proporcionaron las herramientas a todas las familias que lo necesitaban con el objetivo de que nadie se quedase atrás y se desconectara. A pesar de ser un punto negativo, se hizo todo lo posible por intentar paliarlo.
Basilio Álvarez.- Durante toda la pandemia se ha pensado mucho en el temario que no se dio, en los temas que quedaron ahí, pero ¿y las carreras de los niños que no pudieron tener lugar porque su recreo se limitaba a un pedazo de patio, o los abrazos con sus compañeros, o los goles que no se pudieron celebrar? Pensemos en esos niños de tres años que siempre han entrado en fila manteniendo la distancia, usando hidrogel y subiéndose el flequillo para dejarse medir la temperatura en la frente, y que no han entrado corriendo, medio empujándose unos a otros. O pensemos en esos graduados de Bachillerato que no han tenido su viaje a Italia, que han tenido una graduación con distancia de seguridad, y que sus padres han tenido que ver a través de medios telemáticos. Bueno, pues todo eso tendremos que repensarlo, porque son experiencias que no se recuperan.
Las competencias de socialización, ese mundo afectivo tan importante, tendremos que reforzarlo. Aunque ciertamente hemos aprendido a sonreír con la mirada, a buscar los estados emocionales de nuestros alumnos de ojos para arriba por la presencia de las mascarillas, hay otras muchas oportunidades que no hemos vivido, y que no hemos podido facilitar a nuestros alumnos. Y son oportunidades educativas.
Y en lo más formal parece que no vamos a tener refuerzos suficientes porque también, en las competencias duras, no solo en las emocionales, ha habido lagunas, ha habido alumnos que han estado especialmente afectados por la enfermedad, o por la situación de sus familias. Y ¿cómo vamos a solucionar todo esto? Esperemos que con generosidad por parte de todos, con mucho ingenio para parte de nuestra organización, pero esperemos también que con medios por parte de las administraciones, y que podamos cubrir de cara al año que viene aquellos espacios que este año no hemos podido.
¿Podríais resumir este curso en pocas palabras?
Carlos Medina.- Cuando hemos preguntado a todos nuestros docentes, a las personas que trabajan en los colegios, a los miembros de la comunidad educativa y a los propios alumnos, lo primero que se les viene a la cabeza es cansancio, agotamiento. La buena noticia es que ya está terminando el curso, pero es cierto que ha sido agotador. Ha sido un año que ha requerido de muchos cambios, de cambios de criterio, de cambios de conceptos. La verdad es que ‘agotamiento’ sería la palabra que predominaría.
La incertidumbre es otra palabra que también nos ha estado dominando. Criterios cambiantes respecto a si cerramos un aula o si se aísla; si lo hacemos durante diez o quince días… Nuestros equipos directivos han estado muy ocupados planificando estos temas, y les han quitado tiempo a otros importantes. La otra cara de la moneda, la más bonita, es lo que comentaba anteriormente, que hemos anticipado muchos mecanismos y herramientas digitales. Esta era una cuestión que ya teníamos planificada y que queríamos que fuera implantada pues favorecería la educación de nuestros alumnos, pero la llegada del virus lo acabó de imponer de forma repentina. Lo que hubiera sido un salto al vacío ha resultado ser un salto hacia delante.
Basilio Álvarez.- Si nos pides pocas palabras la primera ha de ser de agradecimiento a toda la comunidad educativa, pero especialmente a todo el personal de nuestros colegios, tanto profesores como personal de administración y servicios por el magnífico trabajo, que se nota en ese cansancio al que hacía referencia Carlos.
La segunda palabra es el orgullo, es una emoción. El orgullo por el trabajo profesional tan bien hecho, y con tanta dedicación; sin haber estado mirando el reloj para estar centrados en el trabajo con los alumnos, inmersos en este proyecto tan ilusionante de este año.
Y por último, creo que acertamos con el lema ‘Arriba los corazones’. Queríamos un lema con carga emocional porque los corazones tenían que estar arriba para poder salir de todo esto. Creo que como red de colegios los hemos mantenido, y ese es el mensaje más importante. Los corazones han estado arriba, continuaremos con ellos y por ellos continuaremos trabajando. Por cierto, estamos programando con mucha ilusión el curso que viene.