Ayer, día 18, comenzó la Semana de oración por la Unidad de los Cristianos. El lema de este año 2013 nos fuerza a lanzarnos una pregunta: «¿Qué exige el Señor de nosotros?». Quiere ser eco de las que, en tiempos de Miqueas, se formulaba el pueblo culpable en su anhelo de encontrar un Dios benigno. El profeta contesta primero con preguntas retóricas: ¿Mil carneros? ¿Diez mil ríos de aceite? ¿El primogénito? Y señala acto seguido la respuesta correcta: el derecho, la misericordia, la humildad ante Dios.
Las Iglesias laceran la unidad cuando se forjan credos que no reflejan o que trocean la verdad salvífica que Dios ha dispensado a sus hijos a lo largo de la historia; las Iglesias no reflejan el amor de Dios por los hombres cuando decaen nuestros empeños por el derecho y la misericordia.
Los materiales que se proponen este año proceden del Movimiento Estudiantil Cristiano de la India. Casi el 80% de los cristianos indios es de origen dalit, es decir, pertenece a las comunidades parias, catalogadas como las más contaminadas y contaminantes con arreglo a los criterios de pureza e impureza ritual. Los códigos de pureza ritual de una sociedad no son juegos inocentes; se traducen dramáticamente en discriminación y exclusión.